jueves, 7 de octubre de 2010

Nóbel de Literatura a Vargas Llosa y tendencias...

Un candidato repetido, que parecía sempiterno, gana el Premio Nóbel de Literatura. Desde Octavio Paz en 1990 América Latina no lo veía venir.

Para muchos, este premio es una manera en que la Academia sueca se reivindica del enfoque de izquierda y centroeuropeo. Vargas Llosa es de tendencia liberal, ex-candidato presidencial de Perú y con una obra extensa. Tiene raíces en el boom latinoamericano y es coetáneo de García Márquez (Nóbel 1982), Camilo José Cela (Nóbel 1989) y Octavio Paz (Nóbel 1990). También lo es de Borges, Cortázar, Rulfo, Benedetti y otros que en vida no lo recibieron, así como de Cardenal, Sábato, Gelman y otros que siguen siendo candidatos latinoamericanos al Nóbel.

En los últimos años la Academia fundada por Alfred Nobel había conferido el Nóbel de Literatura a europeos y de otras latitudes. Asimismo, había dado énfasis a escritores críticos del sistema y de izquierda.

Muchos se duelen por Gelman, Cardenal o incluso por Fuentes, otros por Sábato, hay quienes abogan por Pynchon. Pareciera que a nadie se le queda bien y todos tienen sus razones para rechazar o aceptar un premio y otro, de acuerdo con sus preferencias ideológicas o literarias. Es normal.

Lo interesante aquí es cómo se desenvuelve la Academia Sueca, como una culebra rastrera (no en términos peyorativos) que zigzaguea de una tendencia a otra. La búsqueda del balance o equilibrio, o lo más cercano a ello, pareciera ser el norte del Nóbel; sin tener preeminencia por una u otra dirección. En el Premio Nóbel de la Paz sucede parecido.

Lo de Vargas Llosa no sorprende mucho, no tanto porque los suecos decidieran otorgárselo a un candidato permanente, sino porque ella volviera sus ojos a Latinoamérica, el subcontinente cuya literatura no ha descollado tanto como lo hiciera en la época del boom latinoamericano. Este premio, después de 20 años de sequedad, podría abrir nuevos derroteros literarios en América Latina, porque sea como sea, nos quedan muchos y buenos candidatos. Ahora que un liberal lo ganó, el perdedor será el otro liberal: Carlos Fuentes. En ese sentido adquieren fuerza pensadores como Sábato, Cardenal y el mismo Gelman. Y el mismo José León Sánchez podría ser un candidato fuerte para el Nóbel si el mismo gobierno costarricense lo empujara con fuerza, su historia es de verdad original e impactante. Claro, se debería empezar por darle el MAGON.

Por lo pronto, para mí, el Premio a Vargas Llosa es positivo, lástima su tendencia ideológica, pero debemos ser congruentes que era el latinoamericano mejor posicionado y con mejor trabajo para merecerlo, indistintamente de sus ideas.