lunes, 30 de diciembre de 2013

Los techos de la literatura costarricense en la actualidad y soluciones

Uno lee con tristeza cómo lectores costarricense dicen: "El problema es que los escritores ticos solo escriben cosas horribles o incomprensibles". Otros resienten la ausencia de temas y tratamientos interesantes, solo algunos, muy pocos, admiten calidad y se dejan encantar por la obra nacional. Yo creo que, según lo observado en las últimas décadas, el gran problema de la literatura costarricense pasa por la carencia de buenos lectores, pero también por su incapacidad para ganárselos. Debemos reconocer que las culpas acumuladas siempre son compartidas.

Por un lado, algunos escritores ticos escriben bien mal, de manera aburrida o bien infumable, y poco les importa, porque su afán es hacer catarsis literaria, más que ser leídos; es decir, su fin es egoísta al dedicarse a escribir. Y como tienen la argolla necesaria, pues salen publicados. En el mar de libros que conforman la literatura costarricense, muchos de estos libros producto del descuido toparán con lectores primerizos que, después de haber soltado un clásico o un best seller -ambos con ventaja-, se acercan a estas lecturas. La imagen de la literatura nacional queda ahí inutilizada.

Por otro lado, buenos escritores, preocupados por ofrecer libros de calidad y que gusten, se dan a la tarea de acercar sus libros a la gente, pero se topa con cerca: no hay una adecuada y ambiciosa promoción y comercialización de los libros que se producen. Asimismo, aunque la comercialización fuera medianamente exitosa y esforzada, subyace el otro gran problema: el costarricense no lee (y así lo demostró la primera Encuesta Nacional de Cultura hace dos años). Los escritores siguen aquejando que después de publicar sus libros estos pasan a engrosar las bodegas de las editoriales estatales.

En consecuencia, la literatura y la empresa librera en Costa Rica subsiste por dos razones: 1) las editoriales del Estado son subsidiadas, de lo contrario no podrían existir (la Editorial Costa Rica, por ejemplo, gasta 450 millones por año para poder lograr 31 nuevos títulos); 2) las editoriales privadas hacen un gran esfuerzo por vender y hacen tirajes pequeños, que les garantizan pronto retorno de la inversión, además de que algunas ofrecen otros servicios de impresión para acompañar la edición propia.

En Costa Rica, los dos grandes temas a resolver en el tema del libro y la literatura son: lectura y comercialización. Y ambos problemas requieren una acción de conjunto, decidida, al nivel de proyecto país. Ahora que estamos en elecciones, aquí dos propuestas en este sentido.

Este país necesita, con prontitud y urgencia, un Plan Nacional de Promoción de la Lectura (PNPL) (que involucre entidades públicas y privadas: MCJ, MEP, Conare, Cámara del Libro, librerías, medios de comunicación, editoriales, promotores culturales, centros culturales, entre otras), es decir, que no sean esfuerzos aislados como hasta ahora. Este Plan Nacional de Lectura debe pasar por el tamiz de las experiencias que se tienen, pero ante todo debe articular una propuesta articulada y bien estructurada que ponga a miles de personas en contacto con el libro, la imaginación y, ojo aquí, la posibilidad de comprenderlo. Se requieren cursos para enseñar a leer literatura, aunque suene rato; hablamos de talleres de promoción de la lectura que enseñen claves para el adecuado acercamiento a los libros y su disfrute. Se requiere promoción mediática y actividades a lo largo y ancho del país, se requiere comprometer a los docentes interesados del MEP y se requiere capacitarlos para que ellos mismos apliquen técnicas de lectura en sus aulas, entre muchas otras acciones puntuales.

Asimismo, hace rato viene siendo primordial un Plan Nacional de Ferias y Festivales (PNFF) que acuerpe, organice y coordine las ferias libreras del país durante el año (igual, con MCJ, MEP, Cámara del Libro, librerías, promotores, municipalidades, editoriales, medios, patrocinadores y demás) y cree festivales interdisciplinarios del libro, por ejemplo, un "Festival del Libro" en abril, que incluya teatro, cine, música, danza, cuentacuentos y actividades que se sustenten en libros. Este plan debe incluir la Feria Internacional del Libro, así como ferias regionales, primero en los cantones principales: Pérez Zeledón, San Carlos, Liberia, Puntarenas, Nicoya, San Ramón, Palmares, Heredia, Sarapiquí, Turrialba, Limón, Pococí, entre otros. Luego se deben ir incluyendo otros cantones, todo articulado con las municipalidades y asociaciones de desarrollo o, en su defecto, con organizaciones comunales de cultura.

Con estos planes todos los involucrados se verán beneficiados, desde el librero -que ya no ve clientes llegar a sus tiendas- hasta los profesores del MEP, quienes verán a corto y mediano plazo mejores estudiantes, leyendo y aprendiendo incluso por sí mismos.

Pero se ocupa presupuesto y se ocupa que esto sea parte de un proyecto país, es decir, que se apoyado por un gobierno desde arriba. Se ocupa acción política. Ojalá el próximo ministro o ministra de Cultura escuche estas propuestas, pero que además tengamos un Presidente que le dé prioridad. La lectura no es solo un negocio para editores, menos aún para escritores, la lectura y el libro son el ejercicio intelectual para mejorar a la población, una manera eficaz de educar y educarse.

1 comentario:

Cristián Marcelo dijo...

Muy interesante artículo, Geovanny, ojalá fuera una realidad pero los grupos solo promocionan a sus integrantes,como vos ya sabes.