lunes, 27 de abril de 2015

La actitud que derrumbó el FIA 2015

Causas y consecuencias, el FIA se derrumbó. Y se derrumbó por varias razones y es preciso atenderlas con el afán de corregirlas, pero ante todo, no repetirlas.

El fallido Festival de las Artes ha enfrentado varios problemas, pero creo que el principal es un problema de actitud, de una actitud que tiene muchos epítetos, pero el principal es la soberbia, en cuanto tiene que ver con "altivez y satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás". Y la soberbia no viene por despreciar a los excelentes productores de los FIA anteriores, pero que también han sido investigados por la Fiscalía por el manejo de los recursos estatales, viene por considerarse autosuficiente y despreciar la negociación, la inclusión y el consenso posible con los gremios y sectores en cada disciplina artística.

Muchas personas se acercaron al Cpac pero fueron sistemáticamente excluidas, ignoradas e incluso rechazadas. En literatura, como en teatro, hay muchos casos visibles. En literatura destaca la renuncia de Magda Zavala, quien a pesar de cumplir con altas exigencias, una visión clara de la regionalización y una trayectoria amplia, tuvo que renunciar porque no tenía condiciones para trabajar, y esto lo agrego yo: nunca fue aprovechada como un recurso valioso por parte del Cpac. Ellos no querían nadie más que su grupo centrípeto, a un asesor literario sin más currículo que ser un editor autodidacta. Esa evidencia no tiene fallo.


La principal causa tiene también relación con la incapacidad para organizar un evento tan grande y complejo como lo es el FIA, en el marco de la administración pública. No aceptar las propias limitaciones necesariamente conducen a no pedir ayuda, asesoría o sencillamente no saber escuchar a quienes las plantean, por orgullo y, claro, soberbia. Buscar excusas, irse por las ramas, responder con eufemismos y generalizaciones vagas, son evidencias que ya podíamos ver hace muchos meses. Por supuesto, todo esto lo dijimos en su tiempo, lo planteamos y justificamos, pero pocos oídos atendieron.


El primer acto de soberbia fue hacer el FIA en 4 cantones, como si la cantidad implicase calidad. Ya vimos Acosta derrumbarse y serios problemas en Alajuelita y Desamparados. 


El segundo acto fue considerar que todo se podía hacer mediante la contratación administrativa, en un Estado y un Ministerio de Cultura burocrático, inerte y amarrado en muchos flancos, con cuadros laborales puestos por otros partidos. La idea del fideicomiso con el BCR, aún siendo buena opción en términos de transparencia y celeridad, se hizo tarde, como las contrataciones de luces, sonido y tarima, como el presupuesto extraordinario que la Contraloría paró por hacerse mal. ¿Cómo es posible que un Ministerio de Cultura, con una proveeduría institucional de gran experiencia y con un personal de planta prácticamente inamovible no pueda construir un documento de este tipo? ¿Mala intención? Es posible.


Por supuesto, es indudable que esta gestión tenía enemigos ya formados, empezando por los de la administración anterior que fueron puestos en la palestra pública a raíz de pagos millonarios a un solo proveedor de servicios, y terminando por todos aquellos que tienen afinidades políticas con el Frente Amplio, PLN, PUSC o ML, o simplemente de esos para quienes todo está mal. Esta clientela en contra es natural, y no es de extrañar que desde grupos de Facebook -como la Red de Solidaridad Teatral- hayan despotricado contra este FIA con prontitud. Tampoco es de extrañar que desde ahí proviniera mucha información y se hiciera investigación previa que la prensa luego obtuvo.


Sin embargo, los enemigos nunca hubieran tenido oportunidad de no ser por el descalabro organizativo que, en efecto, se ha visto con muchos detalles, en muchos espacios y lugares.


El tercer acto fue, entonces, culpar a otros: artistas, prensa y jerarcas de la administración anterior. Es cierto, quedaron deudas terribles del FIA anterior, es cierto, las contrataciones dejaron serias dudas que ahora el Ministerio Público investiga, es cierto, se intentó hacer algo novedoso, por primera vez, y eso en la administración pública tiene su costo. Pero la culpa del resultado es claro y corresponde a las autoridades directas de la ejecución de la idea. Ahora bien, culpar a otros lo único que ha provocado es generar más conflicto y más indignación, es decir, que el FIA enfrente más obstrucción y se le haga más daño a la administración Fonseca, al gobierno y al PAC, pero además al FIA como entidad cultural y artística. Y eso es, claramente, otro acto de soberbia.


El modelo de FIA anterior no gustaba a muchos y dejaba serias dudas sobre el manejo presupuestario, pero logró más fondos para ejecutarse e incluyó a muchos sectores. Por ejemplo, uno de los grandes problemas este año fue la ausencia de publicidad y una comunicación defectuosa; en años anteriores el FIA daba publicidad a medios de diversa índole, incluyendo los alternativos, este año no fue así, no hubo un grupo encargado de la comunicación para el FIA -excepto al aporte del Departamento de Prensa del MCJ- y la publicidad fue exigua, casi inexistente. Aunque no se hubiesen dado los cambios de programación por el asunto de tarimas, luces y sonido, el público hubiera sido escaso a muchas actividades, la falta de una organización ágil del tema de los talleres -cuyos números cambiaron todo el tiempo e incluso un día antes de empezar-, que no tenía un público. El FIA ya tenía camino trazado hacia el fracaso desde hace muchos meses, y lo sabíamos algunos, y lo dijimos. La respuesta siempre fue: hay que esperar a que se dé y entonces sacar mejores conclusiones.


Un cuarto acto de soberbia tiene que ver con la abismal desproporción en el diseño de este FIA. Músicos haciendo un FIA musical; algunos se dejaron decir que este FIA era un "Festival Imperial del Estado". No puede ser que un grupo musical cueste 100 millones de colones, mientras en literatura se invierten unos 6 o 7 millones de colones, incluyendo talleres sin público y una feria con 13 participantes porque las condiciones y organización nunca estuvieron claras para los editores, que renunciaron antes por esa falta de seriedad. Habían 60 contratados en música, unos 15 en teatro (¿ahora entendemos por qué la gente de teatro estaba tan molesta y pidió a la ministra disculparse?), más unos 10 en danza, algunos otros en escenas para niños y los talleres.


Las consecuencias son aún impredecibles del todo. La primera no tiene duda: el gran daño hecho al gobierno y al Partido Acción Ciudadana en lo electoral y, principalmente, en la imagen del sector cultural, profesional y joven de la población costarricense, uno de los fuertes del PAC. 


La segunda es el daño al FIA propiamente, es inconmensurable. Hay gente hablando de eliminar el FIA, de no darle dinero al "circo para el pueblo" -visión bastante limitada de lo artístico-, y mucho menos de darle presupuesto al MCJ para lo que viene. Eso es muy serio, más de lo que hubiéramos pensado. Y lo confieso: creí que el FIA sería crónica de una muerte anunciada, pero no creía que el daño fuera tan grande.


El asunto no es problema de un cambio de modelo, de querer invertir 25% en productores y 75% en artistas. Ese concepto, como el de regionalizar el FIA y llevar espectáculos internacionales, talleres, libros, escenas, de gran calidad a las comunidades, mantiene vigencia e importancia. Sin embargo, requiere un análisis intenso, una estructuración seria y con visión sistémica, no con improvisaciones y definiciones salidas de la nada. El FIA tiene que dejar algo en las comunidades, no solo hacer conciertos y circo.


El fracaso de este FIA no se resuelve diciendo que ahora hay oportunidad de corregir solamente. NO, los responsables directos de este desastre deben mínimo renunciar. Creo que la Ministra de Cultura puede recomponer su equipo y acudir a otros brazos del PAC y de la cultura que saben aportar mejor, sin argollas, sin arrogancias al estilo "porque yo quiero", y con capacidad y experiencia para conceptualizar y ejecutar un FIA que realmente sea orgullo y satisfacción de la mayoría, en representatividad y basándose en conceptos modernos de democratización de las oportunidades, de las actividades y de los recursos. Basta ya de argollas, se requiere gente que llegue a servir, no a servirse, gente que comprenda la importancia de incluir, de negociar, de congeniar, de armonizar y, sobre todo, repartir entre todos, los grandes beneficios de la cultura.


Y ojo, que el Cpac del MCJ también organiza y colabora con varias otras actividades de gran trascendencia: Enamorate de tu ciudad, Feria Internacional del Libro, Festival Internacional de Cine, Festival Internacional de Poesía, entre otros. No se puede permitir más que las mismas personas sigan administrando estos valiosos recursos para la cultura de Costa Rica.

domingo, 5 de abril de 2015

Los momentos inolvidables de la Costa Rica de las últimas décadas

Después de haber vivido más de 4 décadas, es inevitable sentir alguna vez que hay momentos impactantes que no tienen olvido. Los personales se quedarán conmigo, pero como ciudadano de Costa Rica, un recuento no me viene mal. ¿Vivió usted lo mismo o le importó tanto como a mí en estas últimas décadas lo que sigue? Hagamos el experimento...

En el fútbol me doy por satisfecho, más de la cuenta y de lo que esperaba. Puedo mencionar especialmente dos mundiales, el primero sin duda es Italia 90, el otro fue el 2014. En ambos la sorpresa imperó y por eso la maravilla. También pude vivir el tercer lugar de Saprissa en el Mundial de Clubes y su declaratoria como el mejor equipo del siglo.


En deporte, además, es de digna mención histórica la gesta de las hermanas Poll en las olimpiadas, obteniendo las únicas medallas en la historia de Costa Rica. También recuerdo con alegría cuando el tico José Luis Molina ganó la maratón de Los Ángeles, una gesta usualmente olvidada.


En lo político hubo otro momento mágico: la elección del primer gobierno PAC, no solo porque yo he sido un partidario del pensamiento y acción de esta agrupación, sino porque se logra romper el bipartidismo histórico a nivel partidario, aunque ya se venía gestando desde el 2002. Además porque ya muchos daban por muerto al PAC y porque es la remontada de la socialdemocracia en el ideario político costarricense. Finalmente, porque la izquierda tira más de su lado y detiene el avance confuso e incluso corrupto de alguna derecha apartidaria y más preocupada en los negocios que en la política y mucho menos aún en el país.


Ese momento tuvo un precedente mágico también: la crecida asombrosa del PAC en el 2002 que logró llevar las elecciones nacionales a una segunda vuelta, como no había sucedido hacía muchísimos años.



El otro suceso político inolvidable incluye una derrota que me supo a triunfo: el referendo por el TLC. ¿Por qué me supo a triunfo? Nunca imaginé siquiera que el movimiento cívico y patriótico de este país llegara cerca o estuviera a punto de romper los hilos de marioneta que traía impostados en los últimos años. El dominio empresarial, de los políticos empresarios o empresarios políticos, se empieza a resquebrajar y se exhibe su moral y su ética como nunca antes. El TLC en el 2007 fue el clímax de una lucha social que venía enervando el pensamiento de los costarricenses. Y lo viví y fui un NO al TLC, y creo que nunca me arrepentiré de ello, tomé la mejor elección.

No voy a negar, de ningún modo, que me siento feliz por vivir la época del Papa Francisco. Sin ser religioso ni católico, más humanista y espiritual que otra cosa, el Papa Francisco ha venido a transformar no solo esa anacrónica y retrógrada religión, sino los preceptos, creencias y ética de la sociedad contemporánea. Un líder de este vuelo incluso guarda el respeto de los más ateos, escépticos y críticos del cristianismo. Joaquín Sabina, el cantautor, se dejó decir que le preocupa este Papa: "es el único que ha demostrado creer en Dios", dijo.


El cambio del siglo y de milenio fue todo un evento que no se olvida. La famosa amenaza de las computadoras en cero, los fanáticos religiosos hablando del fin del mundo y estupideces afines, la ansiedad y los nervios por vivir justo el instante de las doce medianoche de ese día, son parte de un cúmulo de cosas que le dieron poder a ese cambio histórico. No son muchos los que han venido a este mundo que pueden pasar a la vez un cambio de siglo, pero además un cambio de milenio. Recuerdo una señora que a las once y media de la noche lloraba desconsolada en la puerta de un culto y alguien le preguntó: "no estoy preparada para morir en el fin del mundo", dijo ella. Alguien se acercó y le dijo: "señora, ya el cambio de año pasó, en Australia, Japón y otros lugares, y nada pasó, tranquila". Ella no entendió pero algo le decía que mejor se tranquilizaba.



En 1989-1990 también me permeó fuertemente la caída del bloque socialista soviético, la caída del muro de Berlín y mi ingreso a la Universidad de Costa Rica en el año 1991. Mi mundo se transformó, del pueblerino ingenuo y usualmente feliz, aunque aburrido, pasé a ser un joven lleno de asombro. Unos años antes Óscar Arias había ganado el Premio Nóbel de la Paz después de un proceso de pacificación exitoso que devolvía a Nicaragua y El Salvador de una época de terror, odio y dolor. Luego Arias perdió el rumbo y el poder lo embelesó, y sobrevino una década inerte, torpe, perdida.

También pude vivir la elección del primer Presidente negro en los Estados Unidos, la muerte de un extraordinario como lo fue Nelson Mandela y ver la locura de dos aviones comerciales estrellándose contra las "Torres Gemelas" de Nueva York, en lo que sería una histórica transgresión del islamismo al poderío unipolar estadounidense.


Me tocó vivir varios terremotos, particularmente recuerdo el de la Semana Santa de 1983 en Pérez Zeledón que me paró los pelos como nunca antes. Vivía en Coto Brus y vi los árboles moverse como si fueran decoración. El otro inolvidable fue el de 1991, el de Limón, que me agarró en el tercer piso de la Escuela de Generales de la UCR, en pleno curso de Humanidades, a solo unos minutos de exponer mi tesina con otros compañeros. En ese momento, precisamente, una compañera estaba leyendo sus fichas frente al aula, cuando sentí como que me movieron la silla... lo demás fue caos, llanto y vidrios y ladrillos cayendo en los pasillos. En el 2000 hemos tenido muchos terremotos de mediana intensidad, pero quizás es el de Cinchona por cercano el que más revuelo e impacto me causó, principalmente por la desgracia humana que trajo, al igual que los de Pérez Zeledón y Limón.


¿Y quién olvida el eclipse de sol que vivimos en julio de 1991 -este año junto con el 2015 se confirman como los más intensos en la historia patria o, al menos, en la personal-? A las 2 pm las gallinas yendo al gallinero, los animales asustados ocultándose, los protectores solares para verlo y, no podían faltar, las supersticiones y amenazas de tragedia apocalíptica de los cultos. Maravillas que uno solo verá una vez.


Pero si de rebeldías naturales se trata, indudablemente también recordaré -si vivo para contarlo- que fui parte de las erupciones decididas y reiteradas del volcán Turrialba, que saboreé en mi boca el sabor de su ceniza y que la barrí de donde vivía en ese momento, muy al oeste, en Pavas, San José.


Un acontecimiento que me llenó especialmente de alegría fue ganarle el juicio a Industrias Infinito y su intenciones de minería en Crucitas, y erradicar de Costa Rica la minería a cielo abierto, porque se dio casualmente el mismo día del nacimiento de mi segundo hijo: el 24 de noviembre de 2010.


Uno que otro acontecimiento importante estaré olvidando, por eso me dejo la prerrogativa de ampliar esta nota en cualquier momento. Y usted, ¿cuáles momentos le resultan inolvidable y que agradece haber vivido?